La educación a distancia está extendida en todos los ámbitos educativos. Sin embargo, nadie se ha detenido a analizar los niveles de calidad ofrecidos en esta modalidad formativa.
Un largo recorrido nos acompaña en el uso de las conocidas como TIC. Con prisa y sin pausa, han colonizado cada aspecto de nuestras vidas, y por supuesto la formación no podía ser menos.
La educación a distancia, realmente «semipresencial», se ha desarrollado de forma extraordinaria los últimos años. Desde las administraciones se ha alimentado y generalizado su uso, por aquello de estar empleando lo último, lo más «innovador». Personalmente, cada vez que oigo la palabra «innovación, dinamismo o flexibilidad», me dan ganas de salir corriendo.
Innovar significa etimológicamente, “estar en lo nuevo”, lo cual en ningún momento implica que lo nuevo sea mejor.
Con total seguridad, jamás igualaremos la formación propia de la época en que Aristóteles enseñaba paseando y razonando con sus discípulos, faltaría más. Obviamente, Aristóteles debía tener una reducida ratio de alumnos.
La educación a distancia, no es la mejor forma de enseñar es la más barata, la que ofrece una mayor “flexibilidad” y la más “dinámica”, no nos engañemos.
Esta modalidad formativa que ha surgido con gran empuje, emplea diversos recursos para transmitir conocimientos, principalmente audiovisuales, no olvidemos que la mayor parte de los usuarios utiliza la pantalla para ver vídeos y participar en foros y debates.
Sin embargo, cuando de estudiar se trata, nada y repito nada puede sustituir al negro sobre blanco.
Hoy día, constatamos que la educación a distancia y la presencial realmente están haciendo uso de las mismas herramientas.
Muchos centros formativos emplean la plataforma Moodle y otros recursos independientemente de la modalidad formativa, como sustituto o complemento de la pizarra en el primer y segundo caso.
Aunque nuestros manuales se emplean en diversos centros y modalidades, la educación a distancia requiere un análisis, una reflexión sobre qué significa y cómo podemos participar desde nuestra posición de autores y desde la perspectiva editorial.
La utilización de las plataformas a distancia se ha planteado como la gran alternativa, sin el debido acompañamiento de recursos.
Las plataformas ofrecen la posibilidad de adaptación de los contenidos, las competencias educativas están delegadas en las comunidades.
Buscamos el camino entre la libre cultura y la remuneración justa para los autores.
Los mitos en torno a la educación a distancia y la innovación a la luz de la experiencia.
La elaboración de un manual está al alcance de toda la comunidad educativa, en especial a las administraciones educativas.